![]() |
¿Me oyes? (Verizon) |
Otra vez llegue a este libro por mi hermano, pero ahora si
me asegure que lo leyó y que le gusto. En verdad no fue ni siquiera necesario preguntárselo,
el ama a SK, se a leído creo casi todos los libros y la mayoría los ha comprado
con su dinero, y se los devoraba. Cuando le dije que tan solo era un libro por
autor (porque quera que los leyera todos), me dijo que leyera este o la milla
verde, pero como la milla verde había visto la película la cosa no sería lo
mismo así que me incline por CELL.

Y por lo mismo, ya que no he visto ninguna de sus
adaptaciones en el cine para mí no sé si le viene tan bien eso del maestro del
TERROR, porque está bien, el tipo es seco, un buenísimo autor que arma un mundo
paralelo que se hace muy real (a pesar de todo lo inverosímil) el cual lo crees
en cada momento y no cuestionas nada, y si bien puede dar asco y repulsión
algunos cuadros, para mí no llega a ser terror. Esta conclusión es producto que
en ningún momento apareció ese arco reflejo que me obligara a cerrar el libro,
como cuando cierras los ojos ante una película de terror. Eso no ocurría, si no
todo lo contrario. En esas imágenes más “crudas”, llenas de dramatismo y
cargadas de emocionalidad, podías percibir el terror, pero de los personajes,
no el propio, y quizás por un poco de voyerismo y curiosidad no paraba de leer para
saber cómo acababa todo.
Hay que dejar en claro eso si que esto solo ocurrió una vez
bien avanzada la historia, creo que una vez en la mitad de esta. Al principio
me resulto solo en un deambular de Clay y Tom y no mucha acción. Está claro que
es lógico que en un principio es imperiosa la necesidad de definir y aclarar el
cuadro donde se desenvuelve la historia, pero en honor a la verdad se me volvió
algo larga esa primera parte. Es que bueno, comparada con la segunda parte la
cual debore, cualquiera se hace tediosa.
Me resulta importante destacar dos puntos: algunos
personajes y algunos momentos.
Quizás podría ser importante hablar de Clay, puesto que sin
lugar a dudas en la mayoría de lso casos es el líder de este grupo de normales,
que siempre esta guiado por el deseo de encontrar a su hijo. Nunca pierde su
esencia, nunca deja de ser padre ni tampoco dibujante. Pero hablar de el es
obvio. No a si hablar de Alice y Jordan. Estos últimos llamaron mi atención, quizás
porque me sentía más cercana a ellos, quizás podía ver en sus reacciones las
que podrían haber sido las mias al enfrentarme yo a un rebaño de telefónicos. A
Alice quizás más porque era una mujer, en una historia donde es más difícil encontrar
a alguna, una joven que a pesar de su terror enfrenta todo, los mismo miedos que
enfrentan los “grandes” con la misma o quizás más hidalguía, transformándose ella
en la guía en algunos momentos críticos, donde los demás flaqueaban. Pero a
pesar de la fortaleza tampoco dejaba de ser ella, no podía contenerse en todo
momento, también se permitía ser débil, también era frágil. Muestra de ello es
la nike de bebe, un artículo que creo simboliza eso, la fragilidad, simpleza e
inocencia, que Alice trataba de mantener encerrado ahí.
![]() |
El señor andrajoso |
Otro a destacar es Jordan porque él es aun más niño. Pero se
me ve obligado a madurar de prisa
producto de las circunstancias. Pero a pesar de ello nunca deja de ser un niño,
siempre aparece un atisbo de ello, de inocencia y fragilidad. Mención aparte es
la sabiduría de el, ya que es quien ayuda a entender a los demás la complejidad
de todo, incluso de lo que no conoce.
Mis momentos a destacar sin lugar a dudas son la muerte de
Alice y la explosión. La primera porque ya dije, me encanto Alice, y perderla (por
increíble que parezca) me dolió, me sufrí todo el momento. Es que de golpe (o
de un disparo) se volvió tan frágil, fue como volver al punto cero, como el
caer de la coraza que la había protegido durante el viaje. Creo que el dolor
que sentían los tres que la acompañaban logro traspasar las páginas y llegarme también
a mí.
En lo que se refiere a la exposición, creo que no vale la
pena decir mucho, solo que esas páginas no sé cómo ni cuándo las leí, como que
se abrió un espacio en el tiempo donde nada mas ocurría que lo que yo leía en
esos momentos. Sentí que mi corazón se aceleraba mientras más avanzaba. Cada
grito lo sentía como si fuera al lado mío. En resumidas cuentas me sentí adentro
de ese maldito galpón. Me la sufrí toda.
En cuanto al final, me faltaron páginas. Tuve que volver a
leer para entender que la historia concluía ahí y no había más. No había pasado
por alto algún detalle o me faltaba nada. Ese era el fin. De hecho, y aunque parezca
algo tonto, hojee las páginas en blanco que ponen al final de todo libro en
busca de algo más, pero no, obviamente no había nada.
Pero luego de un rato de schok e incertidumbre, algo así
como estar en una balsa sin vela ni remo en medio del océano, me di cuenta que
no podía ser de otra manera, que ese tenía que ser el final y no podía de ser
otro. Que a veces es mejor no saber, porque así a la vez está todo bien y mal (como
el trompo de inception).